Google se lanza de nuevo al mundo de las gafas inteligentes con la compra de AdHawk

En un movimiento que no sorprende a muchos, Google está en negociaciones para adquirir AdHawk Microsystems Inc., una startup canadiense especializada en tecnología de seguimiento ocular, por unos jugosos 115 millones de dólares. Este paso es parte de su ambicioso plan para revitalizar su presencia en el terreno de la realidad mixta y, más concretamente, en el desarrollo de unas nuevas gafas inteligentes que prometen no dejar indiferente a nadie.
El regreso de las Google Glass
Si echamos la vista atrás, nos encontramos con el icónico lanzamiento de Google Glass, aquel dispositivo que llegó demasiado pronto y cuya historia ha sido un vaivén entre promesas y decepciones. Recordemos que su primera versión, lanzada en 2013, se consideró un producto del futuro; sin embargo, acabó siendo retirado del mercado en 2023 sin mucho ruido. Pero ahora parece que la compañía quiere resucitar esa chispa perdida y esta vez lo hará con algo más sólido. Según fuentes cercanas a las negociaciones, se espera que el acuerdo se cierre esta semana.
Nuevas esperanzas para los usuarios
Aunque aún no se ha firmado nada oficialmente, la adquisición de AdHawk representa una clara intención por parte de Google: volver a posicionarse como líder en innovación tecnológica. La realidad virtual está tomando fuerza y junto a socios como Qualcomm y Samsung están desarrollando Android XR, un sistema operativo pensado exclusivamente para dispositivos VR. Y si bien esto suena emocionante, es importante recordar cómo el mercado ha evolucionado desde aquellos días iniciales. Hoy existen múltiples opciones en el sector y los consumidores son cada vez más exigentes.
Aún queda camino por recorrer antes de saber si estos nuevos modelos conseguirán captar realmente nuestro interés o terminarán siendo otro intento fallido. El sondeo realizado recientemente entre nuestros lectores mostró que muchos aún tienen dudas sobre las gafas AR: un 37% no tiene ningún interés y otro 24% prefiere esperar algo realmente impresionante antes de dar el salto.